domingo, 5 de septiembre de 2010

Las estrategias empresariales de Ulises Como hacer que las cosas sucedan

Las estrategias empresariales de Ulises
Como hacer que las cosas sucedan

El presente ensayo aborda de una manera general y mediante una alusión la Odisea que tuvo que pasar Ulises para regresar a Ìtaca posterior a la conquista de Troya, el viaje emprendido por Ulises es una muestra clara de la forma en la que las personas y las organizaciones en su conjunto deberían formular y ejecutar sus estrategias para lograr los objetivos planteados tanto personales como en conjunto.
El análisis del camino tomado por Ulises así como los otros personajes permite recabar las ideas principales y la tónica que debería de servirnos en todo momento al diseñar, ejecutar y evaluar las acciones estratégicas.

Es bien sabido que el gran reto de las empresas al momento de adoptar una estrategia no es su diseño sino su ejecución e implementación para ello es preciso identificar las capacidades internas que pueden ser favorables para dicha ejecución, así como la determinación de decidir en qué grado y de qué forma aprovechar esas capacidades para el logro de los objetivos.
Generalmente las empresas se enfrentan al problema de implementación de las estrategias cuando no se ocupan que las cosas sucedan. Para implantar cualquier estrategia se debe tener en cuenta tanto los elementos cuantitativos como cualitativos, así como la interconexión de cada uno de ellos que puedan en determinado momento ayudar o impedir a que la estrategia se cumpla.

Para que una estrategia se pueda implementar es conveniente identificar todas las variables asociadas al cumplimiento de dicha, como son: el conjunto de valores y la forma en la que se establece el cuadro de mando, la cultura organizativa que determina la manera de actuar de todos los integrantes, la política y los planes de acción diseñados a detalle, la gestión del cambio ante cualquier circunstancia, los sistemas de información, y finalmente dos variables determinantes como lo son el aprendizaje y la innovación constante.

Las empresas que no conocen o diseñan bien la estrategia, no están orientadas al cliente, proveen marcas y productos que no generan percepciones agradables (ausencia de innovación en valor), no cuentan con una estructura organizativa definida y comprendida, no se presenta un liderazgo transformador y no se crean mecanismos para mantener y captar a los clientes. Es por ello que se vuelve imperante el establecimiento de estrategias claras, objetivas y funcionales.

Ejecutar una estrategia implica mover una estructura, las condiciones de política interna para alinear las actividades a un fin común enfrentando todas las situaciones que se presentan en el entorno, así como la fiabilidad de aprovechar las capacidades internas para llevar a la práctica planes estratégicos. Ulises, en la conquista de Troya da un ejemplo de cómo debemos de implementar las estrategias.

Las actitudes y comportamiento (características de la condición humana) de expandirse y competir son determinantes para el logro de los objetivos. La Guerra de Troya representa la realidad que vivimos, elementos como los impulsos reactivos, las aglutinaciones de intereses, el deseo de expansión, la competitividad, el asentamiento, la decadencia y la búsqueda de nuevos mercados.

Para que una estrategia sea exitosa requiere que las actividades a desarrollar sean tendientes a obtener un alto valor estratégico, los involucrados en la estrategia habrán de ser hábiles y astutos tal y como lo fue Ulises al introducirse en una ciudad amurallada en un caballo de madera, haciendo cosas de una manera no convencional.

La conquista de Troya constituye una gran epopeya de los griegos. Ulises tardó 10 años en regresar a Ítaca y en el transcurso sorteo distintos combates, la guerra continua en el mercado actual en donde muchas empresas se enfrentan por obtener el control de las rutas comerciales, entran en mercados donde se desarrollan batallas de precios, de tecnologías, de recursos. En estas batallas quien sale triunfante no es quien tiene mayores recursos sino quien sabe potencializar los pocos que tiene, en comparación con el Caballo de Troya las empresas que desarrollan un ingenio insólito o innovación constante sorprende a sus enemigos y los coloca en una posición de ventaja competitiva.

Cualquier persona o empresa que se organiza en torno a un objetivo común debe ser capaz de reaccionar ante estímulos externos, utilizando de manera oportuna y objetiva los recursos con los que cuenta para competir y a la vez tratar de conquistar, para ello tiene que poner la mira en tres grandes temas: la necesidad de adaptar la estrategia en función de los cambios, la capacidad de convencerse de que la estrategia definida es la mejor y crear un gobierno o equipo con una ilusión compartida corresponsablemente a todos los niveles.

El cambio, la visión y la diferenciación constituyen elementos indispensables en el éxito estratégico. Muchas cosas cambian en las empresas como lo es la percepción recíproca de compromiso, la fidelidad entre empleados y empleadores, políticas, sistemas de información y comunicación; pero si esos cambios no se alinean a la visión u objetivo es posible que la estrategia fracase, del mismo modo si no se crean elementos que diferencien a la empresa del resto se toma el riesgo de adentrarse en batallas comerciales infinitas y en un momento dado quedar excluido del mercado. Implica también un proceso de llevar hasta el final las decisiones y descubrir la innovación constante en procesos y productos.

Es muy arriesgado el hecho de limitarse simplemente a imitar a los demás, puesto que se cae en el error de que en la búsqueda de identificar las variables de éxito de los demás se pierda la diferenciación. Es también un error pensar que todos tenemos el mismo “talón de Aquiles”, todas las personas y empresas tienen debilidades y fortalezas propias las cuales se deben de subsanar o aprovechar de manera diferente en cada situación o momento.

Lo importante no es solo saber hacer, sino conseguir que otros lo reconozcan, es así como en una empresa cuyos objetivos estén comprendidos por todos será posible ejecutar estrategias organizacionales. La fuerza y la pasión sin sentido y dirección constituyen una amenaza y un peligro, en virtud de que no se aprovechan al máximo las posibilidades de desarrollo y crecimiento y no existe una búsqueda común de objetivos.
Es importante tener una raíz común, convicciones e intereses compartidos. Aquiles solo pretendía vencerse así mismo, es por ello que en su búsqueda de poder y diferenciación se tuvo que enfrentar ante muchos obstáculos que pusieron en riesgo su “operación”. Un buen líder debe dejar de lado sus intereses personales y centrar sus esfuerzos en el bien común.

El Regreso de Ulises a Ítaca, considerada como una “Odisea”, refleja el sentimiento de expansión y crecimiento que deben tener las empresas fundamentándose en el establecimiento de estrategias que sean capaces de atraer voluntades y adoptar planes conjuntos de acción.
Las empresas o culturas fuertes son aquellas que generan proyectos atractivos y mantienen una actitud de renovarse pese a las adversidades. Aquellas que primero luchan contra sí mismas y sus debilidades y después enfrentan al exterior. Para ellas averiguar lo que conviene y la forma en la que deberían de darse las cosas es más importante que sacar adelante los planes mismos, superando los instintos de que siempre hay que atacar y actuar con valentía ante cualquier situación.

Remitiéndonos al planteamiento de Porter, quien indica que liderazgo en costos, la diferenciación y la segmentación adecuada son los elementos cruciales para obtener una ventaja competitiva, es preciso puntualizar que cada una de estas tres variables tiene connotaciones diferentes pero coordinadas. Es así como la ventaja en diferenciación, podría darse tanto en producto como en marketing. Hay que asumir que la diferenciación en sí misma va unida a un incremento en costos, cuestión que debe ser valorada al momento de adoptar dicha estrategia. La ventaja competitiva está relacionada con la formulación y establecimiento de valores compartidos y una cultura organizacional dinámica que permita adoptar nuevas líneas de acción sin menoscabo de los objetivos planteados. En el proceso de toma de decisiones se tendrá que analizar la fiabilidad de ejecución de la estrategia, la coherencia con las líneas y metas empresariales así como el compromiso que habrán de asumir los involucrados en la ejecución.

Las empresas que se focalizan en lo esencial, son capaces así mismo de conciliar voluntades en torno a visión que has sido comprendida a adoptada como una ilusión colectiva. La esposa de Ulises, Penélope, da una muestra de fidelidad y compromiso ante una visión compartida. Un factor indispensable al momento de ejecutar una estrategia es el grado de compromiso de las personas que habrán de llevarla a cabo.
Es indudable que los índices de crecimientos son mayores cuando el compromiso de los empleados es superior, así mismo siempre nos irá mejor si mantenemos la capacidad de aprender y dejarnos aconsejar, es aquí cuando intervienen los líderes, los cuales tendrán la tarea de transmitir la visión y objetivos estratégicos, generando un espíritu de credibilidad y compromiso compartido.

Los planes estratégicos deben establecerse afrontando la realidad, identificando las debilidades y fortalezas propias y las oportunidades y amenazas del entorno para determinar las líneas de acción específicas para contener las amenazas y capitalizar las oportunidades. Las empresas deben de entender que las tendencias sectoriales comerciales afectan por igual a todos los que compiten y que dependerá de las acciones que cada uno tome para que los efectos sean minimizados. En este terreno basado en la competitividad, la diferenciación se vuelve un factor decisivo de éxito. Hay que ser consientes del “talon de Aquiles”, para ocultarlo ante los competidores y protegerlo en mayor medida de los ataques que pudieran volver vulnerable a la empresa

El benchmarking puede llegar a convertirse en un enemigo de la competitividad en la medida que se utiliza para anular la diferenciación. Fijarse en lo que otros hacen es algo bueno solamente si el objetivo es encontrar las variables de diferenciación que permitan identificar la posición de mercado que tiene la empresa. A partir de ese análisis se establecen las acciones que deben ser desarrolladas para poder sobrevivir y destacar en el mercado para que finalmente se obtenga la victoria (objetivo de toda lucha) empresarial.

En el marco de establecimiento de acciones estratégicas lo más difícil no es decidirse sino decidir bien, saber utilizar todas las capacidades, entender que la búsqueda de la verdad es mucho más importante que la verdad misma, entiéndase como verdad la implementación de acciones tendientes al desarrollo y cumplimiento de objetivos, observando siempre la realidad que implica el cambio.
El éxito al diversificar las estrategias consiste en saber hacer algo diferente. Cuanto mayor es la competitividad mayor es la necesidad de adaptarse, reaccionar e innovar. El mundo corporativo está inmerso en una competencia dinámica, las empresas actúan y sus competidores reaccionan, en el proceso se deterioran las ventajas competitivas. La clave para evitar una creación destructiva es precisamente estableciendo un mecanismo fundamental de progreso como lo es la innovación-diferenciación.

Son también factores claves para conseguir una ventaja competitiva el desarrollo de la actividad emprendedora y la rapidez de actuación. Sin éstos difícilmente se crearan oportunidades de desarrollo y crecimiento. Al momento de generar una actitud emprendedora es fundamental la capacidad para procesar y analizar la información que rodea a la empresa así como la identificación de los factores claves de éxito. Ante cualquier dificultad en el cumplimiento de los objetivos estratégicos hay que tener clara la solución, y si es necesario tener la apertura y disposición al proceso de negociación creando alianzas estratégicas u otros mecanismos de coparticipación internos y externos.

Aún en los momentos de éxito es conveniente realizar el análisis de cumplimiento de objetivos y ejecución de acciones estratégicas con el fin de redefinir o ajustar en determinado momento el camino tomado inicialmente, es decir, vislumbrar en cualquier momento la posibilidad de cambio, la cual se convierte en una constante de éxito. En ese sentido hay que analizar los motivos de logro personal y pode existentes y los principios de afiliación que han adoptado los integrantes de la empresa, para así estar en posibilidades de minimizar los conflictos con el exterior y el consecuente logro de objetivos comunes.

Un buen líder evitará perder la calma ante las adversidades y será capaz de dominar sus impulsos e intereses poniendo por encima los intereses del grupo. Utilizar la fuerza y el poder no bastan para conquistar el reconocimiento y la confianza del equipo de y trabajo. Dentro del proceso de coordinación e interrelación entre las distintas áreas o grupos de interés de la empresa la empatía toma un papel importante, dicha actividad provee de información sobre los verdaderos intereses del grupo. Quienes se niegan a reconocer los logros de los demás, nunca podrán reclamar el reconocimiento ni el afecto. En todo momento debe de considerarse a las personas por lo que son y posteriormente por lo que hacen de manera tal que se pueda potencializar las virtudes o capacidad de cada uno.
Las estrategias organizacionales establecidas en cierta forma deberían ayudar a aminorar el problema de equilibrio entre los intereses personales y los objetivos empresariales, buscando siempre que no se contrapongan unos con otros sino que sean complementarios, para ello es conveniente aplicar inteligencia emocional en la toma de decisiones, analizar las cosas objetivamente tanto en términos cualitativos como cuantitativos y generar a la vez la mejora interna. Es fundamental alinear los objetivos de ambas parte y lograr que las actividades desarrolladas sean satisfactorias para todos, así como el equilibrio no en los tiempos sino en los intereses. En términos generales armonizar naturaleza y sociedad, familia y trabajo, preservando los valores y cultura corporativa establecida.

En términos competitivos será más capaz de captar mayor nivel de mercado quien mantenga el sentido de innovación. Las actividades constantes para investigar, inventar e innovar se convierten en capacidades muy valiosas, implica estar varios pasos delante de los rivales, visualizar el futuro cuando los demás no lo pueden ver, establecer retos llenos de ambición estratégica, transmitir entusiasmo colectivo, trabajar con intensidad y constancia, compartir recursos y difundir y recomensar esfuerzos y resultados.
La innovación se da posterior a analizar las necesidades del mercado, creando nuevas líneas de desarrollo y nuevas oportunidades de negocio. Para ello es necesario aprender a cuidar el entorno más inmediato, manejar las relaciones existentes con el medio.

Las empresas que entran primero a un determinado nicho, accesan a recursos y capacidades que otros no tienen lo que provoca adquirir una ventaja inicial (liderazgo tecnológico, recursos, costos). Las empresas pioneras rompen con la lógica convencional e introduce la lógica de la innovación constante, guiada por un liderazgo inspirador y transformador.
El análisis interno resulta trascendental al momento de identificar las posibilidades reales de éxito con que cuenta la empresa, es posible que existan enemigos internos (recursos humanos, materiales o financieros) que pudieran acabar con los planes de ejecución de la estrategia.
En entornos hostiles las actitudes atraen y cohesionan voluntades con más fuerza, se deben crear relaciones libres evitar las relaciones de dominio.
Los mandos intermedios son los principales responsables de la ejecución de la estrategia puesto que son ellos quienes tienen mayor ascendencia sobre las redes informales, detectan los niveles de sensibilidad tanto del nivel directivo como el operativo, y son el principal gestor equilibrio entre la continuidad y el cambio en las acciones.
Para que una estrategia sea exitosa es preciso que existan niveles elevados de confianza y un amplio sentido de colaboración a todos los niveles, entender la colaboración como un efecto multiplicador y no manipulador, así como identificar las propias limitaciones.

Ulises logró mantener siempre un equilibrio entre prudencia y valentía. Entendió que la competitividad no solo consiste en obtener el bien propio inmediato sino en buscar el bien del conjunto.
Los viajes de Ulises, representan la expansión de mercado, la búsqueda de nuevas rutas y territorios que faciliten el crecimiento, la capacidad de asumir los imprevistos, y la tolerancia al error, lo que bien podría llamarse espíritu emprendedor. Solo quien busca cambiar las cosas puede llamarse emprendedor.

Las políticas que obedecen a una estrategia o a un fin determinado tienen mayor posibilidad de éxito de aquellas que no cuentan con una fundamentación clara. Dicha estrategia debe estar encaminada a trabajar para el bien de los demás, consciente de las dificultades que habrán de enfrentarse con firmeza y anticipación, paciencia y adaptación, sentido y criterio.

El líder tendrá como responsabilidad básica el mantener una coherencia directiva con el fin de establecer alianzas y evitar confrontaciones confrontaciones.

En cualquier viaje, no sólo importa la meta sino el camino que se ha recorrido para alcanzarla, las dificultades que se han tenido que enfrentar y las experiencias positivas que de ellas surgieron, los conocimientos y habilidades aprendidos para la mejor toma de decisiones, las herramientas para el logro exitoso de objetivos, la asunción de pensamientos y actitudes de innovación constante, de compromisos compartidos, las soluciones prácticas implementadas, el análisis de la realidad, y el compromiso de hacer mejor las cosas...

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